Alrededor de 24.000 personas mueren cada día de hambre o de causas relacionadas con el hambre.
Un 75% de los fallecidos son niños menores de cinco años.
Hoy en día, un 10% de los niños de los países en desarrollo mueren antes de cumplir cinco años.
La mayoría de las muertes por hambre se deben a desnutrición crónica. La hambruna y las guerras son causantes también de este mal.
Además de la muerte, la desnutrición crónica también causa discapacidades visuales, desgano, crecimiento deficiente y una susceptibilidad mucho mayor a padecer enfermedades. Las personas con desnutrición grave son incapaces de funcionar siquiera a un nivel básico.
Se estima que unos 800 millones de personas en el mundo sufren de hambre y desnutrición, una cantidad 100 veces mayor que el número de personas que mueren por esta causa al año.
A menudo sólo se necesitan unos pocos y sencillos recursos para que la gente pobre pueda cultivar los alimentos necesarios para volverse autosuficiente. Estos recursos incluyen semillas de calidad, herramientas adecuadas y acceso al agua.
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